Reducir

Desde hace varios años parece que se ha puesto de moda sobre-envasar los productos. Todos hemos visto como las magdalenas están envueltas individualmente en bolsas de plástico que a su vez son envueltas todas ellas por una bolsa mayor. Nos dirán que es por guardar su frescura, por higiene o por que no pierdan su forma en sus largos transportes; pero lo cierto es que cuesta cada vez más, y sobre todo en grandes superficies, ver productos que no estén mil veces envueltos en plásticos y cartones que no hacen más que generar ingentes cantidades de residuos en las casas. No voy a ahondar en este asunto -puede que lo haga en otro artículo- pero está claro que tenemos la posibilidad de elegir los productos que compramos y cambiar esa forma de pensar de los productores, convertirnos en consumidores activos o prosumidores con mucho que decir y por lo que actuar. Aún con todo esto, no basta con reducir nuestros residuos, porque hay que tener en cuenta que la reducción, aun siendo uno de los pilares básicos de la eco-eficiencia, no acaba con el agotamiento y la destrucción de los recursos, solo lo ralentiza.